
Vivimos en un mundo en el que la competitividad está a la orden del día. Y, a la vez, también nos encontramos ante la constante cuestión de la productividad. Estos dos aspectos son, cada uno a su manera, claves para todos aquellos que quieran ser el mejor en el trabajo.
Pero, aunque tú no quieras ser EL mejor de todos, sino que simplemente quieres ser la mejor versión de TI –y para nosotros eso ya significa ser el mejor– también necesitas saber cómo tienes que actuar. Así que sigue leyendo, porque aquí te vamos a dar las claves que necesitas para ser el mejor en el trabajo.
La primera, la proactividad
Ya hemos hablado con anterioridad sobre la importancia que tiene la proactividad a la hora de conseguir el éxito académico y, sobre todo, laboral. Sin duda, es una cualidad que está presente en la mayoría –por no decir totalidad– de los emprendedores, pero también es inherente a una cantidad importante de grandes trabajadores.
La proactividad no es más que la capacidad de tomar el control de la conducta y las acciones de un modo activo, llevando la iniciativa y, sobre todo, asumiendo la responsabilidad sobre el proceso creativo para que esas acciones se lleven a cabo.
Así que, ya lo sabes, ser proactivo es esencial para tener éxito en el trabajo, no sólo porque conseguirás mejores resultados, sino porque aprenderás más y los demás te verán como un líder al que hay que valorar.
La segunda, la concentración
La capacidad de concentración es algo sobre lo que te han estado hablando desde tus primeros años de estudiante, aunque sabemos que no siempre es fácil conseguirla. De hecho, da la sensación de que es cada vez más difícil centrarse en una única tarea y, sobre todo, por un tiempo prolongado.
De hecho, otro de los términos que están más de moda últimamente es la procrastinación, o hábito de retrasar y sustituir las cosas que se deben hacer por otras menos importantes o más placenteras. Vamos, algo parecido a lo que antaño se conocía como marear la perdiz.
Pero la capacidad de concentración es clave para ser productivo, por lo que no te conformes con simplemente un cumplidor. Para ser el mejor en el trabajo tienes que darlo todo, y esto incluye esforzarte en la superación de cualquier obstáculo que te impida concentrarte en tus tareas y objetivos.
La tercera, conocerse a uno mismo
¿Cómo vas a poder darlo todo si no te conoces a ti mismo? Parece algo tan obvio que mucha gente no se para a reparar sobre ello, pero tú sí tienes que hacerlo. Para empezar, tienes que valorar cuáles son tus fortalezas y tus debilidades, para aprovecharte de las primeras y tratar de mejorar, o al menos disimular, las segundas.
Pero, además de estas capacidades personales, también es bueno valorar las características y circunstancias que te rodean. Cada uno de nosotros es distinto, y hay gente a la que le funcionan mejor unas cosas u otras. Es decir, unos horarios, unos hábitos, un entorno, etc.
Combinando capacidades y circunstancias, y siendo sincero con uno mismo, es mucho más fácil que obtengas esa alta capacidad de concentración y productividad que tanto te va a aportar en tu trabajo o proyecto.
La cuarta, la planificación
No cabe duda de que, para ser productivo, hay que tener un mínimo de organización y orden en el trabajo. Esto sirve para identificar cuáles son las tareas más complicadas y las que son más importantes, que no siempre son las mismas, y poder asignar a cada una su tiempo y su lugar.
Mucha gente recomienda que, una vez establecida esta lista de tareas, se comience dando prioridad a las más complicadas, para ir terminando con las que son más llevaderas. Este método le sirve a mucha gente, pero, como te hemos dicho antes, cada uno es distinto y tus mejores fuerzas y capacidad de concentración tal vez salgan a relucir a mitad de la jornada o, incluso, al final.
La quinta, la motivación
Puede que consigas ser el mejor en tu trabajo si tu esfuerzo es el máximo, si tu capacidad de concentración es enorme y, sobre todo, si tus características y capacidades son las adecuadas para la labor que desempeñas. Pero esto no es lo único.
Sin duda, cuando uno rezuma motivación, todos los factores anteriores surgen de un modo más fluido y natural, como si no supusieran ningún esfuerzo. Si tu trabajo te apasiona, habrá pocas cosas que te distraigan, podrás concentrarte mejor, lo harás todo con mayor ilusión y conseguirás un plus de productividad, porque también serás más proactivo.
Además, si estás motivado y te apasiona tu trabajo, conseguirás contagiarlo a los demás, lo que, cual onda expansiva, aumentará la productividad general y te ayudará también a crear sinergias y aumentar las relaciones laborales, siempre tan importantes.
En conclusión, no hay una receta única e infalible para ser el mejor en el trabajo. Aquí te hemos dejado unos ingredientes que nunca restan, pero cuya cantidad y orden tienes que elegir tú. Porque, en el fondo, tú sabes qué es lo que mejor te va a funcionar y lo que mejor puede funcionar en tu trabajo.
Lo que estamos seguros es que, si pones de tu parte y trabajas en mejorar tu concentración y productividad, el resto de cosas resultarán más fáciles. Y, en cuanto a la motivación, puede ser mayor o menor, pero si empiezas a ver los resultados de tu trabajo y esfuerzo, ésta irá en aumento progresivamente.
¿Te ha ayudado este artículo?